Ayer día 7 se reanudaron las VI Jornadas culturales en
defensa del patrimonio alimentario y gastronómico.
Esta
sexta edición, como las anteriores, ha sido organizada por Slow Food Convivium
Araba-Álava y sigue siendo un exito.
Abrió la sesión, el alma de estas jornadas, Luis Ángel Plágaro propietario y
chef del restaurante La Cocina de Plágaro.
Agradeció, a los cocineros intervinientes, que abren las puertas de sus
cocinas y nos muestran en estas sesiones lo que están haciendo en sus casas,
como lo hacen, que productos compran, como los tratan, técnicas que utilizan,
etc. etc.
Así mismo recordó que los cocineros están abiertos a contestar tantas
preguntas que surjan durante la sesión ya que la filosofía de estas jornadas es
precisamente esta de intercambiar pareceres, aclarar dudas y constatar el alto
grado de técnica y conocimientos que hay en los fogones Alaveses.
El Chef Luis Angel glosó la filosofía de
Slow Food, que no es otra que la defensa de los productos de calidad, el medio
ambiente y la biodiversidad y las razas autóctonas y sobre todo la educación
del gusto, educación del gusto que estamos trabajando a varios niveles, nivel infantil,
en los colegios con los huertos escolares y los comedores escolares y con los
adultos a través de catas y los laboratorios del gusto, instrumento más
utilizado por slow Food.
Slow Food también promueve el encuentro entre
productores, consumidores y gente que hace las
cosas bien y en medio de todos los cocineros que son un poquito los embajadores
de los productos.
Los chefs que hicieron posible que pasáramos esta inolvidable velada fueron de izquierda a derecha: Asier Urbina del restaurante Ikea (1 estrella michelín), Raul Ramiréz del Restaurante Muskari y Victor Diaz del restaurante Izaga
Cada
chef cocino 2 platos salados y los postres salieron de las manos de Asier Urbina.
En
el aula de demostraciones de la escuela gastronómica de Mendizorroza hubo que
poner el cartel de completo, como en otras ocasiones,
Una
vez completados todos los preliminares comenzó el Show gastronómico comenzando
con unos entrantes oficiados por Víctor que consistieron en:
Un
salpicón de Bacalao y gambas y croquetas líquidas de gamba y cebolla, en el
puzzle diferentes pasos de cómo fueron oficiados y montados estos
bocados,
las croquetas estaban muy jugosas, casi líquidas, fluidez que daba el haber
sustituido parte de la harina por un gelatinizante, el sabor de la croqueta muy
fino donde se apreciaban bien conjuntados los sabores de la cebolla y la gamba. El salpicón estaba bueno, pero para mi gusto le faltaba un poco de alegría proporcionado
por algún vinagre balsámico o algo parecido.
Chupito
de patatas con yema de huevo, aceite trufado y sal de Añana.
Al
chupito acompaña un langostino empanados con pan rallado, clara deshidratada,
jamón y setas. Los langostinos se mojan en una espuma de ali oli. Diversos
pasos de la preparación y emplatado de estas
dos
gollerías que hicieron las delicias de los comensales.
Después
de estos aperitivos vinieron unos entrantes que salieron de las manos de Asier Urbina, comenzando con unos bivalvos, (mejillones y berberechos) sobre agua de
mar gelatinizada y acompañados de una ortiguilla frita en tempura.
Sobre
el mejillón colocó caviar cítrico que le da un toque al mejillón muy interesante.
La
nota de color la daba unos berros totalmente convertidos en pulpa y dejados
como un crema muy apetecible.
Diferentes
fases de la creación del plato se puede ver en el puzzle fotográfico.
Vista
de la ortiguilla, que no es otra cosa que unas medusas que son muy apreciadas
en Andalucía, sobre todo en Cádiz.
Y
en esta imagen tenemos la lima perlada de la que se saca el caviar cítrico, que
como mejor se saca es con los frutos congelados. En el fruto cortado se pueden
ver unos granillos de este caviar.
Aspecto
de la ortiguilla una vez pasada por la tempura y frita. El chef que las preparó
apuntó que se le habían pasado un poco de fritura, para mí la verdad estaban
crujientes, ya que estas ortiguillas me gustan así, crujientes.
Una
de las preparaciones las presentó en este plato cubierto con una campana,
haciendo la reflexión del porqué ha decaído su uso en la restauración, pero que
en el restaurante Ikea, están recuperando su uso.
Se continuo con
una ensalada de atún para lo cual puso
en el Ronner la bolsa al vació que contenía los tacos de atún marinados y los coció
durante 6 minutos a 60º grados, para dejar el atún crudo o medio crudo en el
centro y hecho por fuera.
El
atún realizado de esta manera y a la temperatura indicada queda mucho más
meloso que si lo hubiéremos hecho a la plancha.
Lo
sirvió en un vaso en el que puso una sopa de mozzarella, sobre esta unas
lentejas cocidas de Berry, luego pone el atún en pequeños tacos.
Los
vasos los ahúma con una pipa y una vez que el vaso tiene su dosis de humo lo
tapa con un posavasos y en el posavasos puso unos brotes vegetales.
Aspecto
de como llego la preparación ante el comensal, que al quitarle “la boina” al
vaso, se dejan caer los brotes vegetales dentro del vaso mientras sale el humo
aromatizado con una hierba olorosa que puso en la pipa y la verdad este atún quedó perfecto, tanto en cocción,
melosidad, textura y ligero toque ahumado.
Terminada
la presentación de sus platos salados por el chef Urbina, le llego el turno al
chef Ramírez que nos sorprendió con un pulpo a la gallega pero con los toques
personales de su cocina.
De
entrada la patata que utilizo fue la violeta de la que hizo un puré con parte
del líquido que soltó el pulpo cuando fue cocinado al vacío durante seis horas
a 69º C.
Secuencia
de como fue montando el plato.
Como
se puede apreciar en el plato como salió a la mesa, no le falta de nada de lo
que lleva un pulpo a la gallega, su aceite de oliva virgen extra, flor de sal, pimentón, patata y el toque personal de este chef de ponerle unos espárragos verdes marcados a
la plancha.
El
Pulpo estaba excelente, tierno, meloso y suave. No se encontró, como en muchas
veces un pulpo gelatinoso o con textura de chicle.
El
último plato salado estuvo a carga del chef Ramírez del Muscaria, y consistió
en rabo de toro al vino tinto oficiado a la forma tradicional. El rabo una vez
cocido lo desmiga y le da la forma de pequeño vaso, luego lo envuelve en el
redaño de cordero y lo mete al horno por 20 minutos. La salsa que va acompañar
al rabo la realizo con una reducción de vino tinto y los caldos y vegetales de
la cocción del rabo.
Diferentes
aspectos de la preparación del rabo de toro al vino tinto.
Así
fue presentado ante el comensal, el rabo sobre la salsa, un botón de manzana y
un hilo de caramelo.
Ya
terminados los platos salados llegó la dulcería, comenzando con un postre frio
y refrescante, realizado con un gel de limonada de rosas, un helado de limón sanguino
y un aire de moras.
La
limonada de rosas la realiza con agua de rosas, tónica y gelificante.
Aspecto
de éste delicioso y refrescante postre.
Como
final vino un postre, muy interesante para estas navidades que las tenemos a la
vuelta de la esquina, que consistía en una tostada de pan brioche, macerado en leche(1 litro) con vodka caramelo (90
mililitros) y 150 gramos de azúcar, se pone a cocer y cuando se hay reducido
una cuarta parte y una vez frío se pone el pan brioche a macerar por 24 horas.
Las
tostadas se pasan por huevo y se fríen.
A
la tostada le acompaña un helado de intxaursalsa (salsa a base de nueces).
Aquí
está el documento gráfico del final de esta excelente cena que hemos tenido.
Estos
fueron los vinos que maridaron con los diferentes platos, como no lo probé, ya
que tome agua, no puedo dar mi opinión, en esta ocasión, sobre los mismos
Terminada
la velada, solo toca esperar que llegue la tarde/noche de hoy para asistir a la
7ª jornada de estas VI Jornadas culturales en defensa del patrimonio
alimentario y Gastronómico, organizadas por Slow Food Araba-Álava.
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