
Alguno tal vez se pregunte, pero que pasa con las cenas, es que no cena?, pues eso, no ceno o al menos como poco por las noches, normalmente una manzana, una tostada con 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra y una vaso de leche, así que esto lo suelo comer en la cafetería del hotel y por lo tanto no es reseñable, aunque siempre suele haber alguna excepción, cuando la cena es inevitable.
Una vez la cuenta pagada y el petate listo nos dirigimos hacia Barcelona, ya que quería pasar, para hacer unas compras, por Solé Graells (utillaje de cocina y algunos saborizantes y la nueva Xantana).
La cita tenía para cenar en el San Pau de Dª. Carme Ruscalleda. Las compras las terminé pronto y como queríamos tanto mi mujer como yo charlar un rato con Heura y Ferran, llamé al restaurante contándoles mis intenciones y sobre todo que cenando iba a llegar muy tarde a Rosas, tuvieron la amabilidad de modificar la reserva y nos dirigimos para llegar al San Pau hacia las 13-45 y así después de comer volver a Barcelona y estar un ratillo con los amigos Heura y Ferran.
Este día, hice la esperada vista al Templo, que digo Templo, Catedral Gastronómica dirigida por Dª Carme Ruscalleda.
El acceso al establecimiento esta bien indicado en la población de Sant Pol del Mar. Tiene parking propio, así que los prolegómenos son buenos.
El acceso al establecimiento es interesante en cuanto a su mobiliario, en él hay una mesa de billar americano, será esta mesa restos de la antigua casa de comidas de la familia Ruscalleda? Ya conocida por los canelones de irreprochable factura.
El comedor esta dividido en dos espacios, uno interior con 4 mesas redondas, una de ellas grande, puede acomodar a 8 comensales y las otras son así mismo redondas de un diámetro 120/130 centímetros, no era cosa de sacar el metro, a mi no me hubiese importado pero tenia mi “Sherif” a mi vera y si saco el metro, le da un patatús.
Las mesas como podéis ver, amplias para acomodar 4 comensales, solo una vi con 5 personas, que me pareció estaban con suficiente espacio vital para sentirse cómodos.
El servicio de mesa de diseño agradable a la vista, cubiertos de calidad en buen estado de conservación.
Servicio muy correcto, aunque la simpática camarera de color que nos atendió cometió un fallo al renovar los cubiertos para uno de los platos, el tenedor me lo pasó de derecha a izquierda por delante de mi cuerpo, hice un pequeño comentario con mi esposa, imposible que me hubiese oído, pero intuyó lo que estaba diciendo, tal vez por algún movimiento de mis brazos o que leyese mis labios, me obsequio con una sonrisa en la distancia y no volvió a cometer ni el más leve desliz. Así que servicio muy correcto.
Al observar a esta joven de color, muy bella y con un corte de cara aristocrático, me vino el recuerdo, creo que fue en Libano en una comida, al traer a la mesa unas sandías partidas que descansaban sobre amplias bandejas plateadas, estas eran transportadas por dos hombres jóvenes de color, la estampa resultaba bellísima, el rojo de la fruta con el color de los camareros.
Como siempre me enrollo, así que vamos a lo que interesa la sinfonía de color y sabor que nos ofreció la Sra. Ruscadella.
En primer lugar la vista desde la ventana del restaurante, el tren de cercanías tiene la parada justo a la salida del pequeño jardín. Justo al otro lado de las vías del tren se podía observar el mar.



19-31
El pan que sirven es especialmente horneado para la casa.
26-49
Empezamos con unos mini aperitivos en que el producto principal de los mismos era la fresa.
Comenzando con una copa que se denominaba Vellut de maduixots, escamalá i alfábrega (Terciopelo de fresas, con Escamalá (cigala) que venia en el pincho, y alfábrega (Albahaca?) y lo pongo así sin saber si es la traducción correcta, pero albahaca tenia la copa. El alfábrega que yo conozco es otra hierba que se utilizaba en el XVI/XVII, con ese nombre, así que en Catalan no se lo que significará.


Vino luego un Guatlla amb agredolç de maduixots, (Codorniz con agridulce de fresones)


47-30
Siguieron a estos aperitivos los aperitivos o entrantes propios del menú degustación, comenzando por Langostino y requesón marino, con copos crujientes de pan con tomate, vinagreta de cacao, flores y hojas. ¿Que se puede decir ante este colorido en el plato?
El requesón marino sin muchos matices sápidos pero muy untuoso y agradable de comer. La vinagreta de cacao muy conseguida. En definitiva un plato redondo

Le siguió un lomo de atún, con gelée de jamón ibérico, aceite picante, espárragos, lechuga, zanahoria. Un plato de corte Japonés al 100% en lo que se refiere al atún, una especie de sashami que se prepara actualmente por renombrados chefs nipones de esta manera. La gelatina de Ibérico muy agradable. El equilibrio del picante muy ajustado al paladar.
A mi que soy un amante de la cocina Oriental me resulto delicioso, mi mujer no pudo con ello, se lo podían haber pasado un poco, pero como hubiese sido arruinar la preparación, me comí yo el atún.
Hice la salvedad que deberían indicar o bien en el menú o cuando van a traer el plato que se trata de pescado crudo, ya que no todo el mundo gusta de ello.
Creo que el toque catalán o mediterráneo del plato le venia dado por un ligero sabor a menta.

Vino ahora un arroz cremoso de bogavante, con tirabeques y guisantes del Maresme, flores de guisantes de olor, no tengo palabras para describir este preparado, el arroz meloso con los aromas dejados por el bogavante y los tirabeques, las flores de guisante con su especial sabor completaban muy bien el plato. Excelente

La lubina que siguió al arroz estaba cocida al horno en hoja de banana y ahumada durante 10 segundos con madera de arce, le acompañaban un jarabe y ketchup de arce, mini acelga rellena de vegetales y frutos secos, sazonada con sal del Himalaya.
El plato se termina de montar en la mesa, dando un aire espectacular a la preparación.
Vemos en esta instantánea la manipulación del camarero a la hora de emplatar la lubina.


El plato de carne venia en este guarda-calor, llamado Campana, que en la actualidad se ve poco utilizar en los restaurantes.



Vino un plato de quesos con su contraste dulce, de este plato saqué solamente los quesos que se cataron, pero no el montaje del plato que cada porción de queso venia acompañado con su contrapunto dulce.
Así el Carreu venia acompañado de confitura del abuelo, Ardi Gasna con confitura de ciruela y blat de moro, Presille de Tignes con gelatina ácida de mache y piñones, el Fougeru Grand Cru con melocotón de agua al horno y el cabrales con manzana cocida y jarabe de sidra. Contrastes muy interesantes

A la tabla de quesos le siguió el primer postre que se denominaba "La misiva" con sabores naturales. La presentación excelente, se trataba de un pequeño sobre realizado con pasta filo, eso me pareció, aunque podría ser alguna variante de este tipo de pasta. El sobre estaba horneado hasta tener la textura y color de papel apergaminado, en el interior del sobre había una crema (tipo inglesa con un poquito de chocolate, el resto del sobre estaba relleno con frutas naturales, en el plato estaba dibujado el código postal de Sant Pol de Mar.


Yogur, berenjena y galleta, Gelatina de fruta roja, Mini-flan de rosas, Polo de piruleta, Coca de hojaldre, cabello y piñones, Crujiente de regaliz con sidral, Croqueta de dátiles y almendra, Mini-magnun de vinagre, Bombón blanco con te verde y Café, copa y puro.

Esta galardonado con 3 estrellas Michelin.
Nos volvimos a Barcelona y a las 7 nos encontramos con Heura y Ferran en el bar de tapas Inopia. En la siguiente entrega os comentare este bar.
2 comentarios:
Que envidia más sana!!!!
Eso son vacaciones gastronómicas!!!
Sólo quería comentarle, después leeré más detenidamente su exposición sobre esa gran restauradora, que efectivamente la alfàbrega es la albahaca, su traducción es correcta.
Saludos con afecto
Gracias por leerme Dolors
Casi estaba seguro que la Alfábrega era la albahaca, pero al leer en un texto antiguo encontré Alfábrega y nada sobre la albahaca de ahi que no estaba seguro al 100%.
Saludos
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