jueves, 31 de marzo de 2011

Visita a la Granja sostenible Nuestra Señora de Remelluri

El pasado Sábado día 26 un nutrido grupo de socios del Convivium Slow Food de Araba-Álava visitó la Granja Ntra. Sra. Remelluri 
El motivo de la visita, continuar con la labor de acercamiento entre consumidores y productores y sensibilizarnos, si cabe un poco más, de la gran labor que realizan nuestros trabajadoras/es de la tierra en la gestión de nuestro territorio y en mantenimiento de la biodiversidad y medio ambiente.
Mucho antes de introducirse la moda de los cultivos ecológicos, la Granja prescindió de manera drástica del empleo de herbicidas, abonos minerales, productos sintéticos, etc. Una agricultura integrada con un gran respeto al medio ambiente; se mantienen y fomentan setos, plantaciones, con árboles que conviven bien con la viña, como almendros, melocotones, higos y sobre todo olivos, que además facilitan la polinización, siendo las flores libadas por las abejas.
El origen de la Granja Remelluri se pierde en la noche de los tiempos.
Una necrópolis en el centro de la finca indica la existencia de un poblado ya en el siglo X.
Remilluri hace referencia al conde alavés "Erramel", fundador de "Erramelluri", topónico histórico alto medieval.
En este lugar, rodeado de antiguos viñedos, tallado en la roca se encuentra un antiguo lagar de vino, constituyendo seguramente uno de los vestigios vitivinícolas más antiguos de La Rioja. En el siglo XIV, monjes Jerónimos se asientan en estas tierras, creando una granja monástica, que se hace dependiente del santuario del Toloño, situado en la cumbre de este monte. Los cultivos de la granja, protegidos de vientos y heladas, gozan de un microclima excepcional. En su entorno, vestigios de poblaciones prehistóricas, romanas, visigodas, árabes y finalmente medievales, nos hablan de una actividad agrícola desde tiempos remotos.
Los monjes abandonaron el lugar en el siglo XV; el santuario se mantiene con ermitaños que dan culto hasta muy entrado el siglo XIX.
La granja y el monasterio quedan dependiendo de la Real Divisa, ente comunal del que forman parte todos los pueblos de los alrededores del Toloño. Administran las tierras agrícolas de la granja, atendiendo con sus frutos la importante masa de peregrinos que de todos los lugares acudían a orar al santuario.
El libro de cuentas más antiguo conservado en el Ayuntamiento de Labastida, fechado en 1596, reseña ya todos los años y hasta el siglo pasado la aportación de vino en cántaras de la Granja Nuestra Señora de Remelluri.
En1837, en la primera guerra civil, el santuario es incendiado por las tropas liberales después de vencer un asedio a los carlistas de Peñacerrada. En 1845, con la ley de desamortización, fueron vendidos terrenos, casas, incluso la ermita de Santa Sabina al mejor postor. Un hacendado de Labastida adquiere el núcleo principal, manteniendo el viñedo. Esta propiedad, de aproximadamente 20 hectáreas, llega intacta hasta 1967, siendo en este año adquirido por el industrial guipuzcoano Jaime Rodríguez Salis. Desde entonces y a lo largo de cuatro decenios, la Granja Nuestra Señora de Remélluri va recuperando sus antiguas tierras, contando actualmente con 154 hectáreas, 105 de las cuales constituyen un restaurado viñedo; origen de los vinos de Remelluri.
Una vista de los terrenos de la Granja Nuestra Señora de Remelluri, con el nombre de cada parcela.
El hijo pequeño de Jaime, Sancho, nos recibe amablemente en la citada granja para recorrer los viñedos;
Comienza contándonos como su familia, natural de Irún, por un problema de asma en uno de sus miembros deciden trasladarse a Labastida por recomendación médica. Adquieren una casa en un estado bastante deteriorada y comienza el proyecto de la familia; Jaime, hombre enérgico y con mucha visión de futuro decide hacer algunos pinitos en el mundo de la elaboración del vino. Pronto se dan cuenta que están en un lugar muy peculiar del que sale un fruto muy diferenciado y vinos de alta calidad; poco a poco van adquiriendo más terrenos y más viñas hasta conseguir hoy una de las más bellas explotaciones vitivinícolas de la Rioja.
Varias panorámicas de los diferentes viñedos y la mirada atenta de la perra que nos escoltó durante toda la visita.
Desde el principio Jaime procuró elaborar un producto saludable, respetando el medio ambiente, como algo natural que se debe hacer por consideración a la propia tierra y al futuro de generaciones venideras. Hoy sus hijos continúan con la misma filosofía que los nuevos tiempos están confirmando como la adecuada para tratar las 110 hectáreas que conforman La Granja; poseen algunos de los viñedos más altos de la Rioja. Sancho pone en valor la importancia de conexionarse con la naturaleza, con la diversidad de frutales, de fauna, en definitiva del hombre como parte del terruño. Otra característica de esta bodega es que está en medio del monte a diferencia del resto que están en localidades más o menos urbanas, definiendose como el primer Chateau alavés. En el afán de respetar la biodiversidad no sólo han respetado sino que han aumentado otras especies vegetales como los almendros, el melocotón de viña y por supuesto los olivos, de los que tienen una hectárea, y con cuyo fruto elaboran aceite para consumo propio.
Llamó mucho la atención la recolección de ajos silvestres de culebra o de cigüeña y a los que Sancho aludía definiéndolos como sabrosos “……..son un lujo” y más tarde pudimos comprobarlo y darle la razón. Son frutos cuya ingesta se ha ido perdiendo, precisamente por los tratamientos que la inmensa mayoría realizan a sus viñedos; solo los de las explotaciones biodinámicas, como la visitada, se pueden tomar, sin correr riesgos de salubridad.
Nuestro anfitrión continuó explicándonos como han probado dos tipos de plantaciones en vaso y espadera, resultando más interesante la primera por lo que actualmente tienden a reconducirlas al vaso, forma tradicional de Rioja Alavesa. Lo fundamental comentaba es “……..que hay que escuchar a la viña hay que ver como se comporta tu finca”. Durante un tiempo el protagonismo lo han llevado los etnólogos, pero afirma que ya no, la clave es el fruto, es la uva y es el agricultor el que debe estar muy atento a las condiciones climáticas para realizar las tareas en el momento adecuado. Para determinados viñedos en los que están respetando distancias muy peculiares entre viñas utilizan una mula como la maquinaria más adecuada. Aunque hay algunas viñas de más de 100 años, la mayoría tienen alrededor de los 40-50 años. Nos fue bautizando los montes que divisábamos según íbamos recorriendo la finca y relatando las peculiaridades de cada terraza y los diferentes vinos que alumbran.
Visitamos la ermita de Santa Sabina, que ha sido restuarada por los actuales propietarios. Ellos la encontraron en estado ruinoso
y poco a poco han ido restaurando, a la que han unido pinturas de Vicente Ameztoy con diversas representaciones entre lo profano y lo religioso  
Detalle medieval del techo
Una lampara muy acorde con el entorno.
Diferentes representaciones iconográficas de San Vicente, San Esteban, Santa Sabina, San Ginés. Santa Eulalia, San Cristóbal y un paraíso muy particular baja el prisma del autor de los cuadros. 
Antes de comenzar la visita a la bodega, pasamos por la fuente de la Calabaza en la que pudimos refrescar el gaznate.
Después de esta hermosa, atípica e interesante visita al aire libre nos dirigimos a la bodega propiamente dicha que comenzó en una nave de corderos, que termino cayéndose y comenzaron con la nueva construcción de piedra que sirvió para la primera nave de elaboración con depósitos de roble.
Las miles de barricas, en su mayoría de roble francés, identifican perfectamente la finca y la era o terraza de la que procede la uva que ha servido para su elaboración. También realizan coupage posterior. Naves perfectamente controladas en humedad, temperatura e iluminación custodian un trabajo bien realizado.
Habiendo visto bastantes bodegas, no creímos oportuno dedicarle excesivo tiempo y aprovecharlo en la finca que nos es tan habitual, pero hay que reconocer que tanto el tamaño y como el diseño de las naves es espectacular.
Terminada la visita a la bodega fuimos hacia los espaciosos comedores, previamente pasando por el asador
Los comedores, flanqueados por un jardín interior, donde degustaríamos los productos que nos habían preparado.
Como veis el comedor tiene cierto aire medieval, con su gran chimenea al fondo.
El servicio como se puede apreciar era rustico y en comunión con la zona,
Comenzamos catando un vino de viura 100% que está en fase experimental acompañado de unas almendras de la finca, fritas en aceite de la Granja y Sal de Salinas de Añana, morcillas caseras a la brasa y deliciosos pimientos riojanos.
También tuvimos la suerte de degustar los ajos silvestres, anteriormente mencionados. Hay que agradecer el esfuerzo realizado por Sancho y su familia por agasajarnos con productos alaveses amigos de Slow Food como la patata Gorbea, la ternera terreña de Adolfo Martínez de Santos, los quesos de Eli de la Lece o los de Iosu de San Vicente para acompañar excelentes productos caseros (aceite, membrillo, miel, yogurt ecológico, espinacas de la huerta, peras, etc.) perfectamente tratadas por la cocina dirigida por Alcira y su equipo de cocina. Todos los platos fueron presentados con nombre y apellidos y valorados por los asistentes poniéndose en valor las cualidades organolépticas de los mismos.
Todo ello bien regado con un excelente reserva, como no podía ser de otra manera, de Granja Remelluri
Puzzle de los diferentes guisos degustados.
Otra excelente jornada de acercamiento de consumidores, productos, productores y sensibilidad medioambiental que agradecemos a la Familia Rodríguez y en especial a Sancho .

El menú completo fue el que sigue:
Aperitvo:
Almendra delaGrnjarecienfritaconaldeAana
Morcillade"Tio Jose" Labastida
Entrantes:
Ajos de cigüeña con aceite de oliva virgen extra de la casa
Crema de Alzira, (patata ecológica gorbea, cebolla y espinacas de la huerta.
Patatas a la riojana
Segundo plato:
Diferentes cortes de Ternera terreña de Adolfo Martinez.
Carne de potro
Todas las carnes fueron oficiadas a la brasa.
Postres:
Peras al vino, con yogurt y miel de la casa
Tabla de quesos de la Montaña Alavesa una seleccion de San Vicente y del Caserio de La Leze.
Membrillo de la casa
Frutos secos de la Casa.
Los vinos:
Blanco especial viura 100%
Blanco 2007
Magnum Reserva 2006
Agua de la fuente de la Calabaza.
Como veis el menú no es de los que sirvan para controlar el peso.
Todas las elaboraciones fueron de excelente factura.
Ya no me queda más que esperar al proximo evento, no sin antes agradecer personalmente a la agradable acogiga que tuvimos en la Granja de Nuestra Señora de Remelluri.

2 comentarios:

Viena dijo...

Me he quedado maravillada Apicius, este relato me ha emocionado, primero y principal por el gran respeto que se desprende de sus palabras, que esta familia tiene por la naturaleza y porque demuestran que se pueden tener tierras y negocios sin agredir el medio. Todo, todo me ha parecido tan cuidado, la restauración de lo que había y lo nuevo construido o elaborado acorde para no romper, no modificar, no estropear.
Incluso el cuidado por el bienestar de las abejas, esto es inteligencia, no me diga, cuidando eso, se cuidan los humanos, esto es lo que tiene que ser.
Hasta cocinaron en barro en una olla como las que yo tengo, me ha hecho gracia y me ha llamado la atención la carne de potro, es común por esa zona ¿verdad? Aquí apenas se consume y recuerdo mi rechazo, uno de mis viajes a Navarra, nuestros niños estaban jugando con unos ponis en la montaña, estábamos en una casa rural y luego nos enteramos que eran ponis para el matadero, qué decepción y qué penita nos dio. Pero bueno, ese es otro tema.
Creo que es usted afortunado por poder participar de estas excursiones y aprender tanto de estas fincas, que deben haber pocas como esta. Suerte que cayó en manos de la familia Rodríguez, en otro caso, quizás no existiría ahora nada de lo que ha compartido con nosotros.
Un abrazo.

Apiciu dijo...

Hola Viena:
Me han emocionado sus palabras llenas de sabiduría.
En cuanto a la carne de potro, su ingesta no está muy extendida, aunque si se come por más de uno.
Slow Food como sabe apoya, dentro de nuestra modestia y falta de medios, todo producto que sea de la zona y este en vías de desaparición, el potro de la montaña alavesa, autóctono de la zona, estaba en vías de desaparición y el poco que se llevaba al sacrificio tenia que ser vendido a bajo precio y usualmente terminaba en Italia.
Como para que un producto subsista, el productor tiene que obtener un beneficio adecuado a su trabajo, así que nos comprometimos a hacer publicidad y apoyo a este caballo autóctono. En la actualidad la venta se hace a un precio adecuado, venta practicamente directa y son varios los restaurantes que tienen esta carne en sus menús.
Actualmente la cabaña va en aumento y cuenta de buena salud y vive en plena libertad, lo malo que como sucede en la mayoría de los casos, tratándose de animales dedicados a la alimentación humana, terminan donde terminan.
Gracias por su comentario.
Saludos