
La velada y debido a la falta de asistencia, imponderables de la vida, del chef programado, fue dirigida por el Chef D. Luis Ángel Plágaro.
La velada fue magnifica, como todas, uno de los asistentes me decía como no van a ser buenas las veladas si apostamos por los caballos ganadores, así es, son Chefs que no están todavía en boca de todos, pero lo estarán por su buen hacer y dedicación con pasión a lo que les gusta COCINAR.
El Chef Plágaro, miembro activo de Slow Food hizo un panegírico de la asociación para los asistentes que no conocían el movimiento Slow Food y pasó a describir los productos que iba a utilizar, como los iba a manipular, etc. ya que uno de los objetivos de estas jornadas es poner en contacto al Productor, en este caso al restaurador, con el consumidor, hipotético cliente del restaurante.
Comenzó preparando unas bombillitas de aceite de oliva virgen extra encapsulado en azúcar Isomalt. Esta preparación, en este caso, es para ser utilizada en una ensalada, donde se rompe la bombilla y aceitamos la ensalada.




El queso con el vino no se llevan bien y el maridaje del vino con el primer plato fue difícil así que la Sumiller se decidió por un amontillado de Jerez, que normalmente suelen ser los mejores compañeros de viaje con el queso.

El arroz está ligeramente ahumado. La cocción del arroz comienza como para hacer un arroz blanco con bacon cortado en brunoise, cuando lleva cociendo unos 12 minutos se corta la cocción con un poco hielo, para así conseguir una textura al dente y textura cremosa, se aprecia en la bolsa que el arroz esta cremoso.

Como le iba acompañar una salsa de hongos, compuesta de 4 hongos salteados con unos ajos y un poco de vino blanco, se tritura todo con un poco de caldo y ya tenemos lista la salsa de hongos para acompañar. Si se quiere tener una salsa más fina después del triturado pasar por el colador fino.

Con todo lo anterior monto el plato que podéis apreciar en la fotografía.
Encima se le pone queso rallado, que nos quede bien esponjoso. (Ver al final ralladores)
Con este plato se degusto un rioja Rio Francos de Ruis de Vergara, un vino de año.

La forma de hacerlos, los espárragos los blanqueamos por un par de minutos, que queden al dente.
Los envolvemos con las lamas de patata y para que la patata no se desenrolle cuando manipulemos este preparado, pasamos por la plancha la parte que la lama de patata se solapa sobre si misma. Con esto se pega la patata debido a su fécula, para lo cual no la pasaremos por aguas para no quitar este elemento. Para que la patata no se ennegrezca o la freímos inmediatamente, o le damos a todo una pequeña pasada por la plancha y luego a la hora de emplatar lo freímos en la freidora para que la patata quede crujiente. Así los trajo ya preparados y solo restaba freírlos a la hora de emplatar.

También acompañará a los espárragos un taco de papada de cerdo, para dejar a punto la papada la confitamos al vacío a baja temperatura 80º C. por 4 horas hasta que quede tierna y jugosa.
La solución para hacerlo en casa podemos meter la papada en bolsa de plástico especial para alimentación y que aguante al menos los 120º C. Las hay que aguantan más temperatura, una vez la papada en la bolsa, intentamos sacar lo más posible el aire y cerramos bien la bolsa, esta la metemos en una cazuela con agua que este a punto de ebullición, pero sin cocer, vamos que el agua esté entre los 80º C y los 90º C. Lo tendremos en esta cocción por espacio de 5 horas y creo que estará en su punto.
Volviendo a la sala de demostración, cortó la papada en porciones y los marcó bien a la plancha, con lo que les quitó algo de grasa y la dejo algo crujiente.

A mi personalmente me gustó muchísimo, estaba suave, meloso y con un sabor intenso que se desparramaba por toda la boca. No me resistí a la tentación y un trozo lo puse entre dos trozos de pan y ya fue el sumo del placer gastronómico.

También iba acompañar a este plato un aire de soja compuesta de mantequilla y salsa de soja, suavizada con lecitina de soja y a la vez para favorecer el espumado. Para espumar batirla bien para la incorporación de aire.

Las notas de color se refuerzan con un aceite de perejil y unas perlas de pimiento morrón, como en la nevera quedaban unas lentejas de mejillón de la presentación anterior las utilizó en este plato.
El vino que degustamos con este plato fue un Annua, que creo dijo que era de El Ciego.


Reservamos el solomillo en una bandeja que pueda ir al horno y en la misma sartén y con lo que ha quedado de la fritura de la carne, hacemos una salsa de ajo y limón que la armonizaremos con caldo de carne. Esta salsa acompañará a los solomillos con una crema de trufa, de factura sencilla, a un puré de patatas casero se le añade la trufa picada.


Previamente nos demostró como se pueden hacer adornos con las salsas. Así que el plato a la mesa vino sin el dibujo lo hizo cada uno a su gusto.



Como el Sr. Plágaro tiene restaurante propio, muy conocido en la plaza, yo recomendaría una visita al mismo y así poder degustar sus preparados, que no dejan de ser tradicionales, bien elaborados y con toques de cocina de autor.
Continuare con mi próxima jornada que asista.
Una vista de los vinos


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