El restaurante esta situado en una zona semi céntrica, tiene una pequeña zona a la entrada en la que tal vez se pueda aparcar, pero si esto es posible, no más de 4 coches, yo como, es obvio, no he necesitado este servicio ya que en Vitoria utilizo el coche esporadicamente.
La sala esta decorada agradablemente, el diseño es de Mariscal.

Servicio de comedor, mesa etc. bueno, sillas cómodas. Relación precio/calidad aceptable.
Como siempre o casi siempre nos decidimos por el menú degustación, que constaba de medias raciones de varios platos de la carta.
Comenzaron sacándonos un pequeño snack de frutos secos.
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El primer plato del menú fue un aperitivo de la casa compuesto de una Sopa de melón, un cuajado de bogavante con unas huevas de Salmón y una croqueta de hongos que estaba muy sabrosa. Los tres servicios de este aperitivo de buena factura.

Le siguió esta colorida ensalada de bacalao confitado con pasta, vainas, un par de cortes de pulpo, vinagreta tricolor y unos brotes de simiente de cebolla. Un camarero nos dijo que eran de alfalfa, aunque otro le rectificó, que eran de cebolla, yo me inclinaría que eran de cebolla. Bien conjuntado el plato, fresco y agradable.

Este fue un cambio que hicimos en el menú, en vez de unas alcachofas, que ya no están de temporada, cambiamos por un revuelto de perretxicos, que tampoco están de temporada, pero nos apetecía mucho más. Este plato vamos a decir que fue de ejecución correcta.

El plato de pescado se componía de uno de los lomo de un rapito relleno con hongos y aderezado con crema de sepia y tallarines de sepia. El conjunto bien, aunque para mi gusto el rape estaba pasado un poquito de cocción. Los tallarines de sepia no eran otra cosa que la sepia cortada en cintas. Como adorno las huevas de salmón estaban bien, pero para mi gusto no aportaba nada al plato.

El plato de carne era cochinillo cocinado a baja temperatura al vacío y posteriormente marcado para que la corteza resultase crujiente, plato típico del recetario de la cocina a baja temperatura. El plato estaba en su punto y el acompañamiento de puré de orejones muy conjuntado con el plato.

Llego la hora del postre que estuvo compuesto de lo siguiente: En el vasito tenemos puré de mango con yogur, el canutillo es un mouse de arroz con leche, el pastelito es una pequeña porción de tarta de regaliz, el helado es de queso , los adornos de manzana, grosella y frambuesa. Muy agradable todo el conjunto.


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