jueves, 26 de julio de 2007

Laboratorio del gusto en Doroño (3º), Slow food convivium Araba-Alava

Slow food organizó el pasado sábado, 21/7, un laboratorio del gusto en Doroño con la participación de Quesos Ibar y Arabako txakolina.
Con un enfoque refrescante e innovador basado en el despertar y el adiestramiento de nuestros sentidos, Slow Food contempla la degustación como una experiencia educativa que nos enriquece.
Descorchando las botellas para la cata de su contenido.
Actualmente nuestra esfera sensorial se ha empobrecido notablemente. El tacto, gusto, olfato ha sufrido una regresión notable.
El tiempo libre cada vez más escaso y la velocidad de nuestras vidas nos están privando de los instrumentos que pueden permitirnos un conocimiento más profundo, variado y auténtico del mundo que nos rodea. Por ello, adiestrar nuevamente nuestros sentidos, reagudizar la percepción, son aspectos fundamentales en la filosofía Slow Food. Las jóvenes generaciones, en particular, corren el riesgo de perder, además de sus vínculos con el territorio y su relación con las estaciones, el sentido mismo del acto de alimentarse. Por ello surge el Laboratorio del Gusto, se trata del instrumento más utilizado por Slow Food para divulgar la cultura de la comida y el vino, a través de Talleres sensoriales y para desarrollar los sentidos con esos alimentos.
En este Laboratorio del Gusto, los participantes degustaron queso alavés, como es el Queso Ibar de Artziniega, en sus diferentes versiones, maridado con tres tipos de txakolí así mismo alaveses comparando y descubriendo las fases de transformación bajo la guía de los mismos productores y expertos. Una experiencia que recuerda, al menos en la sistematización de los participantes, las lecciones en la escuela: una escuela bastante particular, la escuela del gusto.
El laboratorio del gusto se realizó en el Centro Social de la localidad de Doroño (Condado de Treviño), a pesar de ser un núcleo de población pequeño el evento estuvo muy concurrido, unas 85 personas.
Después de la introducción del acto por el responsable de la localidad, primero a la derecha.
Tomó la palabra D. José Antonio Merino Gerente de la D.O. Arabako Txakolina y a su vez miembro de Slow Food.
Empezó su disertación presentándonos a D. José Ramón Aguiriano, hostelero y restaurador, en su día, de uno de los restaurantes con más abolengo e historia de Vitoria, el “Dos Hermanas”, actualmente es profesor de la Escuela de Hostelería de Zarauz, es miembro del comité de cata del queso de Idiazabal y del comité de cata del Txakolí de Álava, quien será el conductor de este laboratorio del gusto dirigiéndonos y haciendo las observaciones pertinentes durante la cata de los quesos y txakolí.
El Sr. Merino hizo también una reseña breve sobre Slow Food, indicando a los presentes que esta asociación internacional tiene como filosofía de su existencia la recuperación, protección y salvaguardia de los productos, recuperando la cercanía entre el productor y el consumidor.
Hizo la presentación de los quesos alaveses elaborados con leche de oveja y cabra, unos quesos que normalmente no se conocen que se están haciendo en Álava, son unos quesos de mucha calidad que se elaboran en Artziniega (Álava) por Ibar S.L. (www.quesosibar.com)
Así mismo hizo un resumen de los txakolis alaveses que tampoco son muy conocidos pero si de muy buena calidad. Un productor, D. Jontxu Gallastegi, de txakolí alavés estuvo presente en el evento para contestar y aclarar preguntas sobre estos caldos producidos en el valle de Ayala.
Habló un poquito de cómo iba a ser el taller de cata, ya que el grueso de la cata la iba a llevar y explicar el Sr. Aguiriano.
Comentó de cómo llenar las fichas de cata que se habían distribuido entre los asistentes.
Enumeró los quesos que se iban a catar, 5 variedades: Crema de queso de cabra con Beldui Txakolina, Crema de queso de cabra con trufa, Un queso de cabra denominado Capricho, Un rulo de queso de cabra y Una torta de queso de oveja.
Después de la breve pero jugosa presentación del Sr. Merino cedió la palabra al Sr. Aguiriano.
Comenzó el Sr. Aguiriano hablándonos de dos conceptos que creo son fundamentales: el gusto y los sabores.
El gusto apuntó es una cosa subjetiva y personal, cada uno lo ha adquirido empezando por su casa, la comida que ha recibido etc. así a unos les gusta más o menos una comida o un producto y todo dependerá de su educación gustativa. Pero el mundo de los sabores de las cosas, es general para todos, todo lo que comemos y bebemos se compone de cuatro sabores básicos: dulce, salado, amargo y ácido. Las diferencias que percibimos en el gusto se debe a las proporciones de estos cuatro elementos en cada producto.
Centrándose en la cata nos dijo que al tratarse de una cata de 5 quesos con sabores de diferentes intensidades, tendremos que empezar por el producto de más baja intensidad para terminar con el más fuerte, si no lo hiciésemos así y empezásemos por el más fuerte, este saturaría nuestras papilas gustativas y no nos dejaría apreciar las sutilidades de los quesos menos intensos.
Con la bebida, Txakolí en este caso, se hará lo mismo empezando con los de menos graduación alcohólica para terminar con el de mayor grado.
Un grupo de asistentes siguiendo atentamente la charla.
Se comenzó con la cata de un txakolí de Txomin Solaun de Amurrio, la etiqueta estaba marcada con el nombre comercial de Mahatxuri.
La primera cosa que hay que hacer en una cata es ver lo que vamos a catar, ver si tiene buen o mal aspecto. Si estamos satisfechos con el examen visual, pasamos a la fase olfativa y una vez analizados sus aromas y estando satisfechos con los mismos es cuando lo probamos.
Tratándose del txakolí, vinos blancos jóvenes, el color será amarillo pálido por no haber estado en contacto con el oxigeno y por lo tanto no están oxidados. El txakolí que estamos observando es amarillo pálido, con cierto tono verdoso suave y se aprecia brillo en el vino. Este brillo es característico en vinos jóvenes. Si hemos quedado satisfechos del color, empezamos a olerlo, empezando “a copa parada”, sin mover la copa , podremos apreciar aromas primarios, aromas de la fruta, después agitaremos la copa para que los aromas se volatilicen y podamos oler todos sus aromas con más facilidad, en el txakolí que estamos estudiando se aprecia en nariz algo de su acidez, el olor de fruta que se aprecia me recordó a fruta verdosa, manzana gran smith.
Degustado en boca se apreció un punto de acidez suave de gusto corto.
Los txakolis son vinos endebles y el año lo pasan regular. Los cosecheros tienen mucho cuidado en el embotellamiento de estos vinos.
Estos vinos recién elaborados tienen gas carbónico natural producto de la fermentación. Los vinicultores, nada más elaborar los vinos, los introducen en pequeños depósitos de acero inoxidable, cerrados herméticamente para que mantengan su gas carbónico y fructuosidad, embotellando solamente el txakolí según lo van vendiendo. Así que de este vino no hay que hacer acopio y solamente comprar lo que se va a consumir en un mes y no para toda la temporada. Si probamos un txakolí embotellado en el mes de Marzo y guardamos una botella de la misma remesa y lo catamos en el verano, notaremos que el vino se ha apagado, debido a la perdida de su gas carbónico.
Al ser vinos de 11/12 grados alcohólicos, frutales, son muy idóneos para tomarlos de aperitivos, por ser algo ácidos los tomaremos frescos parra compensar la acidez, si lo tomáramos a temperatura 17/18º C. esta acidez resaltaría y podría resultar desagradable.
Siempre se han degustado o al menos es lo más extendido que la degustación de quesos se debe hacer con vinos tintos, claro es, esto depende de la intensidad de los quesos. Los quesos que estamos degustando son suaves, cremosos, aroma muy sutil etc. y les va muy bien unos vinos blancos y el txakolí que catamos le va perfectamente, así que este maridaje es muy adecuado.
Con respecto a la forma de servir el txakolí, será sin golpear, escanciando a una altura de 6 a 8 cmt. de la copa,. El txakolí bien presentado, brillante, sutil, sin mucho grado, lo debemos tratar con mimo, ya que muchos cuidados y mimos han sido los que ha recibido este vino durante su corta vida en bodega.
Hace años se golpeaba, pero era para oxigenarlo, enmascarar la materia sólida existente etc. etc. pero eran txakolis que no estaban tan cuidados como los actuales. El Sr. Aguiriano dijo que debemos tener en cuenta y exigir la contra etiqueta de la D.O. en las botellas, a parte de la del elaborador. Con la etiqueta de la D.O. nos dará garantía que el vino esta controlado, que tiene un rigor de elaboración, la variedad de uva utilizada y para esta clase de vino la fecha de la cosecha, importante ya que hay que consumirlos dentro de año.
Otro grupo ,que en este momento estaba realizando la cata de la torta de queso.
La segunda cata de queso fue La torta, tan clásicas en Extremadura, en boca esta torta es de una textura suave y agradable, apreciándose el aroma a leche de oveja fresca. (Todos estos quesos cremosos se hacen con leche pasteurizada, ya que al ser quesos frescos si se utilizase leche cruda se corre el riesgo de contraer ciertas infecciones.). La cata de este segundo queso se hizo acompañada del mismo txakoli que se degusto en la cata anterior.
El segundo txakolí que se cato fue un Maskuribai de Arabako Txakolina S.L. de Amurrio, con algo más graduación alcohólica que el anterior, se acompaña con la crema de queso de cabra con trufa.
Este segundo vino al olfato parece algo menos intenso que el anterior, en boca es también algo diferente, hace pequeñas cosquillas en la boca debido al gas carbónico. Este tenia ½ grado alcohólico más que el anterior, la verdad que yo no aprecie esta diferencia.
El aroma de la crema de queso con trufa que despedía era fácilmente identificable con la trufa, una crema que me pareció muy conseguida, fina y agradable. La intensidad de la trufa podía al vino, ya que los aromas de la trufa perduraban en boca y el txakolí debía de haber sido de más graduación para un buen maridaje entre ambos.
Con este mismo txakolí se degusto el rulo de queso de cabra, con gusto largo, suave y agradable, este queso no ha podido al vino y el maridaje a sido adecuado.
El tercer txakolí que se cató fue Beldui de Ander y Jontxu Gallastegi de Gardea en Llodio, tiene 12º alcohólicos, la producción de uva por hectárea es baja y por lo tanto con más riqueza en azucares. Este txakolí es de color de intensidad baja, de amarillo pálido con matices dorados limpio y brillante. Cuenta además con ligera presencia de burbuja natural.
La intensidad de olor es media-alta con predominio de notas frutales más maduras con predominio de cítricos. Tiene un final de boca medianamente persistente, tiene más potencia y sería un txakolí idóneo para acompañar a una comida, aunque sigue siendo un vino sutil y agradable, debido a su graduación alcohólica está en la frontera para servir como aperitivo y en una comida.
El maridaje de este txakolí se hizo con un queso de cabra denominado Capricho, un queso magnifico, suave y de gusto largo.

Si he puesto los productores y marcas no es con ningún afán publicitario/lucrativo, yo invitaría a los que me leáis que si encontráis en vuestros proveedores habituales o grandes almacenes, (me consta que unos grandes almacenes están comprando partidas muy voluminosas de queso de Ibar S.L.), que compréis solamente para probar estos productos, creo que os llevareis una agradable sorpresa y vosotros mismos podréis juzgar, no hay mejor juez que uno mismo.
No hay que irse muy lejos para obtener productos de primera calidad comparables a los mejores del otro lado de los Pirineos, muchas veces los tenemos a la vuelta de la esquina.
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martes, 24 de julio de 2007

Comida campestre en un paraje idílico cerca de Oquina

Tal vez este evento no lo debía publicar ya que solo interesa a los asistentes al mismo.
Con motivo de una celebración campestre nos reunimos 19 personas que iban a comer de cuchillo y tenedor y otra que continuaría con los preparados que le hace el abuelo, que se los come de un tirón, en Septiembre cuando vuelva de las vacaciones (que llevará los potitos preparados por su abuelo), empezaré con los preparados de pescado para Chispita.
Bueno que todos los abuelos, (de nuestros nietos), somos iguales y nos enrollamos cuando de ellos tratamos.

El lugar de reunión como podéis apreciar es precioso, se trata de unas chabolas que están en un calvero de un bosque de hayas y otras especies.
Otra vista de los alrededores.
Hace años, las comidas en el campo se oficiaban en hogares que se preparaban sobre el suelo, hoy está totalmente prohibido y me parece muy bien, pues muchos no prestan el más mínimo cuidado al problema de los incendios. Así que para cocinar se emplea esta chimenea, tanto para la parrilla como para cocciones. En la fotografía se ve un puchero en el que se está preparando un café a la antigua usanza, brasa de carbón en el café incluida.
La mesa, como veis rustica, pero suficiente para acomodar a 19 personas, los platos en el momento de la fotografía estaban puestos para 17, pero siempre hay reenganches de ultima hora.
El aperitivo estuvo compuesto de este guacamole.
Estas aceitunas aliñadas en casa, simplemente la aceituna machacada y puesta en adobo con vinagre de Jerez, aceite de oliva virgen extra, cebolla y pimiento morrón, ambos picados y pimentón de La Vera.
En primer termino unas margaritas que se sirvieron con su helado de "Agua de fuego", como veis aunque en el campo se cuido la presentación, inclusive su cerco de sal en la copa.
Entre los aperitivos teníamos una mermelada de guindillas para comerla con queso para aquellos que les resultase fuerte el picante, la mermelada al lado de los mejillones en escabeche y el queso al fondo de la foto.
El guacamole iba acompañado de nachos.
A la brasa se hicieron unas morcillas y unos chorizos, así mismo las chuletas de cordero que se degustaron fueron hechas a la parrilla.
Morcilla y chorizos listos para su ingesta.
Las chuletillas después de pasar por la parrilla. Por supuesto se comieron e hicieron después de degustar el arroz en apella, no hubo fotografías del paso por la parrilla.
Como plato fuerte, típico del campo, el arroz en paella. Los ingredientes que se utilizaron los llevé en bolsitas de plástico ya cortados para ir de la bolsa a la paella, las habas, guisantes etc. en frascos.
Como veis el arroz en paella se va a realizar con fuego de butano, pinchos, trébedes etc. no se pueden utilizar ya que habría que hacer fuego al aire libre, el de la chimenea para la paella no me convenció. El primer paso poner los aros de calamar a sofreír.
Posteriormente el rape y congrio cortados en dados y pimiento morrón asado cortado en tiras, sofreír un poco.
Añadir los guisantes, alcachofas y habas, gambas, mejillones y almejas, seguir rehogando. Las almejas previamente abiertas y una de sus valvas quitadas, los mejillones sin sus valvas.
Añadir a todo lo anterior el caldo de pescado en el que habremos infusionado unas hebras de azafrán y salado convenientemente. Cuando el caldo empiece a hervir, añadir el arroz en forma de lluvia. Probar por si hiciera falta más sal.
Graduar el fuego para que a los 20 minutos de cocción el grano este en su punto. A media cocción y mejor cuando falten 5 minutos poner encima los langostinos.
Una vez finalizada la cocción tapar con un paño por unos 5 minutos.
El arroz de pescado en paella listo para ser servido.
El café de puchero se sirvió en cafetera pava.
De postre hubo pastelillos y fruta. Los que podían, porque no tenían que conducir, se regalaron el cuerpo con copas de diferentes licores.
En resumen una velada agradable que terminó a las 20-30. Hizo un día excelente, el mejor de esta "primavera" que estamos pasando, hacia calorcito pero el justo para no agobiarse.
Ahora a esperar al año que viene en que por la misma fecha se repetirá el evento.

lunes, 2 de julio de 2007

Comida inspirada en los Cuadernos de Cocina de Monet

Claude Monet

En la Villa de Zalduendo el día 1 de Julio nos reunimos 41 miembros de Slow Food del Convivium Araba-Álava para celebrar una comida inspirada en los Cuadernos de Cocina de Monet.
El evento comenzó con unas palabras del presidente de Slow food Araba-Álava, para explicar los fines de la asociación, ya que muchos de los asistentes a la conferencia, al ser abierta a todo publico, no eran miembros de la asociación.
Comenzó dando las gracias a la Villa de Zalduendo por dejarnos realizar esta conferencia en el inmejorable marco del Palacio de Lazarraga,
así mismo a la Sociedad Celedón que nos dejó utilizar sus cocinas.
Continuó diciendo que la asociación Slow Food comenzó su andadura 1986 en Italia con el planteamiento de terminar con la comida basura y/o la uniformidad alimentaría que se estaba imponiendo a la sociedad. Pasó a ser una asociación internacional y en la actualidad reúne a más de 100.000 socios en 150 países de todo el mundo. En España hubo una caída de socios en el año 1992 y empieza a recuperarse hace 3 años. En la actualidad hay varios convivium en el estado Español, 17, de los cuales 5 existen en Euskadi, siendo el de Álava el que más actividades hace y después de Zaragoza el que más número de socios tiene.
Todos los meses se realizan varios actos dirigidos a defender el patrimonio alimentario, la biodiversidad, medioambiente, los productos responsables, que nos gusta llamar buenos, limpios y justos: Buenos en cuanto a su calidad organoléptica, limpios en cuanto respetan el medio ambiente y justos ya que respetan la forma de valorar el producto.
Pasó la palabra a D. Manuel Ruiz de Luzuriaga, quien fue el responsable de dar la charla sobre Monet y sus cuadernos de cocina.
De la brillante exposición que hizo el Sr. Ruiz de Luciriaga voy a transcribir alguna de sus frases. Monet nace en Paris en 1840, en 1845 su familia se muda a Le Havre y es allí donde se cría y donde tiene sus primeros contactos con la pintura realizando caricaturas de personajes de la localidad. Monet fue fundador y miembro más destacado del movimiento pictórico conocido como “Impresionismo” nombre que viene dado del cuadro de este pintor que lo tituló “Impression Soleil levant” y que el crítico de pintura Luís Dubois, (tal vez la ortografía no sea correcta), hizo comentarios desdeñosos y ácidos que calificó esta tendencia pictórica como de los “Impresionistas” y el nombre quedó acuñado.Fundamentalmente fue un pintor paisajista y en su época final solo pintaba nenúfares de sus jardines.
El conferenciante recorrió la vida del pintor y cuando el pintor adquirió fama y por lo tanto sus cuadros se vendían bien, se trasladó en 1883 a su residencia definitiva en Giverny a orillas del Sena donde compró una casa de campo de una hectárea de terreno, primero la tuvo alquilada y la compró en 1890.
En el entorno idílico que creó Monet pudo desarrollar libremente sus tres pasiones: La naturaleza, la pintura y la gastronomía.
Bajo su dirección un equipo de 5 jardineros consigue crear un entorno de gran belleza, con plantas, árboles, tanto autóctonos como importados que serán los motivos principales de sus cuadros como las series de Almiares, Nenúfares, Lirios, El puente Japonés y numerosos rincones de sus jardines.
Actualmente la casa esta restaurada (1940) y convertida en museo. Es un punto a visitar por turistas e interesados en la vida de Monet.
Entre los archivos y papeles de Monet aparecieron los “Cuadernos de Cocina” del pintor.
El Sr. Ruiz de Luzuriaga en plena disertación
Monet no se enclaustró en su casa de Giverny ya que hacía numerosos viajes a otros lugares, uno de ellos muy interesante, visitó Madrid para ver cuadros de Velázquez, el viaje lo hizo en 1904 en coche, vaya paliza que tuvo que ser dado el estado de las comunicaciones en esos años.
Leyó un párrafo de un escritor francés amigo de Monet refiriéndose a Giverny:
“Quien ha concebido y realizado este pequeño y magnífico universo familiar no solo es un gran artista en la creación de sus cuadros, lo es tambien en el ambiente esistencial que ha sabido realizar para complacerse en él, resguardado de cualquier tentación de lujo, porque el lujo lo tiene tal como él lo ha querido en perfecta armonía con su espíritu y su filosofía de la vida, esta casa y este jardín son tambien una obra de arte y Monet consagró toda su vida a crearlo y perfeccionarlo”.
En este ambiente la Gastronomía de Monet tiene gran importancia y de su cocina muchos han sido los que han hablado de ella, sobre lo bien que se comía, la cálida acogida que tenían sus invitados etc.. Monet no pisó nunca la cocina, es decir no cocinaba, pero si se ocupaba de ir al mercado siempre que podía y le daba mucha importancia a la materia prima, controlaba los menús, invitados, ubicación de estos en la mesa, horarios, era muy estricto a la hora de sentarse en la mesa a la hora programada que invariablemente, la hora de Lunch era a las 11-30 y la hora de la cena a las 19-00, siempre se retiraba a dormir a las 21-30, para estar “Fresco” para el trabajo del siguiente día.
Monet no fue un recopilador de recetas, más bien fue un catador de recetas, la única receta propia que se conoce son unas setas asadas con aceite de oliva.
Entre sus cuadernos de gastronomía se han encontrado recetas de Cezanne ( Bouillabaisse de morue), Madme Renoir, Jean Millet (unos bollitos), etc. Entre sus recetas tambien se encuentran copias de recetas de los restaurantes punteros de la época.
La comida del mediodía se componía de dos ensaladas, una aliñada por Monet personalmente, este aliño llevaba pimienta y aceite de oliva, era un poco fuerte para el resto de la familia, luego se servia una sopa, un plato de legumbres y un plato de pescado, carne, el postre se procuraba variar todos los días y unas galletas con el té.
Se ve la cocina sencilla y sin muchas sofisticaciones, aunque en lo referente a la calidad era muy exigente, sobre todo a la calidad de las aves que las tenia que comprar en sitios (granjas) específicas ya que notaba la calidad según la procedencia.
La cena consistía en una ensalada, una sopa, un plato de huevos, un plato de ave y a veces un plato de fiambres.
El 14 de Noviembre día de su nacimiento se preparaba en la cocina de Monet, Becada, que era su plato favorito, la dejaba 14 días en la bodega para la maduración del ave.
En casa de Monet era muy frecuente comer en los jardines de la casa de “picnic”. Otra comida especial era la de Navidad y era el gran día gastronómico del año, en ella sacaban la vajilla que denominaban “Brillante”, al lado de la mesa se dejaban cajas de golosinas, relojes de bolsillo, medallones, como regalos a sus invitados.
Un menú de Navidad que se tiene constancia consistió en:
Revuelto de trufas o Rape a la americana, Foie gras trufado de Estrasburgo, Capón relleno con trufas de Perigord sobre puré de castañas, una ensalada ligera, seguida de quesos de Roquefort o Gongorzola, Pudín flambeado con ron y helado casero de banana hecho en una sorbetera.
Sus invitados fueron muchos de los artistas del pincel, escritores, cantantes y políticos entre los que se encontraba su amigo Clemeceau, que fue presidente de la nación.
El papel de Madame Alicia Monet, su segunda esposa, estar detrás de todas estas buenas recepciones, Monet era el ideólogo y su mujer era la anfitriona y gobernanta.
Fin del resumen de la conferencia de D. Manuel Ruiz de Luzuriaga.
Asistentes al acto.
Otra vista de la sala. Sobre los apuntes y recetas de Monet esta fundamentada esta “Comida Monet”, intentando recrear la atmósfera, el estilo de vida y la mesa de Giverny.
La atención a los productos de temporada, a las cocinas regionales, a la calidad de los ingredientes y el concebir cada comida como una fiesta, hacen de la cocina de Monet algo muy cercano a los principio de Slow Food.
Sirva esta comida de homenaje a un gran maestro de la pintura, del que tambien podemos aprender algo en otros aspectos, como el buen gusto y la gastronomía.
El tiempo lo teníamos amenazante, de hecho algunas gotas de lluvia se dejaron ver, así que en vez de montar las mesas en el jardín, se hizo en el exterior, debajo de un porche.
Para el aperitivo hubo cambio de ubicación y diligentemente la mesa fue cambiada de lugar.El aperitivo estuvo compuesto por unas Galletas de queso "Galetes de fromage" y un Chupito de sopa de tomate "Potage aux tomates" regado con
Champagne la Veuve de Clicquot. El preferido y único que tomaba Monet.
Parte de los integrantes del grupo en animada conversación.
Uno de los ayudantes del Chef.
Al primer aperitivo sólido siguieron estas cebollas blancas rellenas "Oignons blancs farcis, (Charlotes Lysés)"
y por último estos costrones de pan con queso de cabra denominado Cabécou.
Cadáveres que se empiezan a apilar El artífice culinario del evento Chef amateur D. José Ángel Suárez, en el centro de la foto.
Un momento en que el presidente de Slow food Araba-Álava nos dirigió la palabra, para recordar a dos personas que desgraciadamente no podremos disfrutar con su presencia, uno D. Santiago Porcel y D. Mariano, un gran cocinero de Canarias que nos hizo una visita en el pasado y pensaba venir a esta comida, así que estuvieron en nuestro recuerdo.El chef haciendo una presentación de sus platos al más puro estilo de los grandes restaurantes.
Las recetas que se han preparado se han seguido estrictamente tal como viene en los cuadernos de cocina de Monet, apostillando el Chef que el nunca oficiaría un pichón como lo ha hecho hoy, pero es como lo comía Monet. Hoy en día la cocina no se hace como hacía hace más de 100 años, así que os tenéis que mentalizar que los gustos, aromas y grasas utilizadas no son como en la actualidad, así que tenemos que olvidar todo lo que sabemos y tratar de sumergirnos en las técnicas y gustos de finales del XIX y comer lo que ellos comían.
El micui de foie no solía figurar en la mesa de Monet, si solía haber el foie trufado de Estrasburgo que venia envuelto en pasta de hojaldre. Ahora bien este foie vino muy bien para degustar el vino SauternesVino que se degustó con el foie grassA continuación se sirvió una sopa de ostras "Poatge aux huîtres", francamente maravillosa.Una vista de los comensales divirtiéndose con la comida.
Vino que se degustó con los platos de pescado.
A la sopa de ostras le siguió este plato de Lenguados a la normanda "Soles à la normande". La anécdota de este plato al que era muy aficionado Monet es que el plato nació virtualmente cuando nació Monet.
El vino que se tomó con el pichón y los quesos fue unEl menú se remató con unos pichones forestiere "Pigeons forestiere" La tabla de queso estaba compuesta por tres clases:
Munster, importado a Francia por monjes irlandeses en el siglo VII, es el de color rojizo.
Coulommiers, conmocido tambien como Petit Brie o Brie de Coulommiers, se pone a la venta joven, con un mes de maduración, es el queso de la derecha.
Pont L´evêque, uno de los quesos más antiguo de Normandía ya se cita en el poema épico Roma de la Rose por su viejo nombre de Angelot, el queso de la izquierda.
Creo no equivocarme en la identificación
Este queso fue una de mis aportaciones, es el que hice y pertenece a la saga de los dos últimos quesos que os he ido comentado, enlace. Tengo que mejorar la prensa para que el prensado sea fuerte y uniforme, actualmente la que hice aprisa y corriendo no me prensa lo bien que esperaba. Ahora tengo que deciros que del queso francés sobró, de este no sobro ni una brizna. La evaluación fue muy buena, el desmerito del mismo son los agujeros.El postre estaba compuesto de Tarta Tatin. Algunas reflexiones históricas aquí, la forma como la oficio la tenéis en este enlace.El café se sirvió en cafetera Pava, que poquitas se ven hoy en día.El licor que acompañó al café fue un calvados normando.Como podeis apreciar la velada estuvo amenizada con música y hubo quienes se animaron a bailar.El resumen de la velada fue impresionante, los platos bien presentados y con gustos tal vez olvidados. Una buena nota para el Chef José Ángel Suárez y su ayudante D. Ángel Carrascosa, esfuerzo y dedicación que han puesto en la realización de los platos y a D. Manuel Ruiz de Luzuriaga por su muy cuidada y preparada conferencia sobre Monet.


Las recetas las tenéis en este enlace.