miércoles, 16 de noviembre de 2005

Comida en Can Fabes en Sant Celoni, Santi Santamaria

Comida efectuada el 12 de Noviembre de 2005 en Can Fabes de Santi Santamaria en San Celoni.
Empezó la sinfonía con estos aperitivos variados.
Le siguió, servido en un huevo de porcelana, un mousse de setas, que estaba excelente tanto en textura como en sabor.
El siguiente compás fue unas angulas con aceite de bicho (guindilla).
Se paso a una trufa gris presentada en una tapita de porcelana que tapaba una tacita de consomé,
A continuacion vino un tartar de pescado sobre pera picada, salsa de hierbas con albahaca y cebollino.
Le siguió, ha este baile de platillos, un taco de foie a la plancha, nada reseñable si comparamos con preparados similares servidos en otros restaurantes.
Vinieron después unos langostinos de Peñíscola con unas hojas de ensalada, los langostinos estaban excelentes tanto en su calidad como cochura.
A continuacion vino, tal vez, un compás equivocado y no fue de mi agrado, Ranas con sofrito de ajo. Como he dicho no me gustó, y mira que me gustan las ranas, ya al camarero le hice la pregunta:
¿Qué clase de ingrediente es este que acompaña a las ranas?
Después de su pregunta en cocina, me dice que es Vieira, le digo que creo se han
confundido ya que por su tamaño, no podían ser y que confirmase si era
Zamburiña, en efecto era Zamburiña.
Lo sabía antes de preguntar, pero en la partitura solo figuraba “Ranas en sofrito de ajo”. Cuando el Maestro pasó por mi mesa le hice saber, que la combinación estaba bien pero que las ranas estaban insípidas, que les faltaba algo de alegría. Se excuso y dijo que no tenia ranas suficientes para montar el plato solo con ranas, que le añadió las zamburiñas y que entonces la sazón de las ranas no fue la que debiera.
La partitura volvió por el buen camino y el siguiente compás fue Lubina con corazones laminados de alcachofas, el pescado estaba en su perfecto punto, ni crudo, ni excesivamente cocido
La apoteosis vino con Un pato (azulón) de sangre al horno, con unas escaloñas ligeramente
marcadas en la plancha.
Este plato es para los que gustan de las carnes casi crudas, estaba bien sazonado y equilibrado. Cerrando los ojos, para el que no guste de carnes sangrantes, ni se hubiese dado cuenta, ya que estaba tan tierno, jugoso y aromático. El deleite fue en grado sumo
Siguió con una tabla de queso con un Oporto de 15 años (El Oporto fue servido a nuestra petición).
Y llegaron los compases finales con este rollito de crema con bolita de helado, crujiente de azúcar y salsa de cítrico, muy combinados todos los sabores y texturas.
Le siguió un raspado de hielo de leche con puré de moras sobre crema de yogur y crema de leche
Finalizando con esta bandeja de Petit Fours.

En resumen una comida excelente en que rápidamente uno se olvida de la factura pagada y solo recuerda los deliciosos sabores, aromas y presentación de los platos todo ello perfectamente conjuntado.
El servicio, como no podía ser de otra manera, excelente.